Estrategia & Negocios, 2009
1. La región centroamericana ya se está viendo afectada. Toda la industria de la maquila, por ejemplo, está viviendo en estos días un tremendo desajuste entre los pedidos a costos altos y los cierres de tiendas en Estados Unidos. Y es que después de que los tratados de libre comercio han acercado tanto las economías de unos y otros, cuando existen problemas en un lado, estos se ven reflejados en todos los demás jugadores.
En este orden de ideas, son muchas las variables que nos afectan. Pero quizá los problemas más agudos y con los que tendremos que lidiar en el corto y mediano plazo tienen y tendrán que ver con los altos índices de desempleo y la baja en los dineros percibidos en nuestros países, por las deportaciones de nuestros inmigrantes en suelo norteamericano.
Creo que la mayoría de los sectores productivos se verán afectados negativamente de una manera u otra.
Quizá, lo más notable vaya a ser todo lo que tenga que ver con exportaciones de maquila segmentos en el área de construcción, turismo y banca.
Creo que estos sectores tendrán que readecuarse a una nueva realidad que se nos viene encima de forma implacable.
Es por eso que es tan importante que los gobiernos trabajen en forma conjunta con los sectores productivos de cada uno de los países para salir cuanto antes, como región, de estos duros momentos.
Creo que, en una crisis de esta magnitud serán realmente pocos los sectores que no se vean afectados o que incluso perciban una mejora en sus finanzas.
Por lo que he visto, me atrevería a afirmar que los sectores que posiblemente sufrirán menos son aquellos que estén en actividades de servicios, más específicamente, que actúen en telecomunicaciones, energía o similares.
2. Es prácticamente imposible amortiguar en su totalidad una crisis económica de esta magnitud.
Lo que sí se puede es trabajar de forma conjunta entre los diferentes sectores en cada país y estos a su vez con sus contrapartes en los demás países de la región, con el objeto de poder minimizarla lo más posible. Y el gran cerebro estratégico de toda esta articulación debería ser el gobierno o los gobiernos.
Las consecuencias de todo lo que se nos viene aún son difíciles de cuantificar, pero una cosa sí es segura: el problema será definitivamente no solo económico sino de tipo social, y nuestra región cuenta con recursos realmente limitados para hacer frente a problemas de este tipo.
Quizá nuestra única esperanza consistirá en lo que el gobierno, conjuntamente con los sectores privados de cada uno de los países, pueda hacer.
Como región debemos tomar el reto de revitalizar nuestras economías, y cuanto antes mejor, teniendo en mente la atracción de inversiones extranjeras y con esto seguir por la senda de la búsqueda de creación de empleos.
3. La primera tiene que ver con la aplicación clara y decidida de las leyes. Todo lo que tiene que ver con ingresos al Estado debe revisarse muy de cerca. Las leyes tributarias y los tratados de libre comercio trazan hoy en día el marco legal suficiente como para que los gobiernos puedan descansar allí toda su estrategia de ingresos, y dar a las economías de la región un fuerte impulso para pensar en el largo plazo.
Pero lo que vemos en los países del área es que los gobiernos deberán, ahora más que nunca, atacar de manera frontal al contrabando ofreciendo así una posibilidad real de supervivencia a las empresas locales.
Si no lo hacen se verán afectadas las economías de todos los países, pues es aquí donde se pelea buena parte de los ingresos de los fiscos del área.
La segunda cuestión clave es que los gobiernos trabajen e implementen una estrategia que dé alivio a la creación de empleos. Esto puede hacerse de diferentes maneras, pero lo más importante será incentivar de forma muy enérgica la inversión privada externa e interna, favoreciendo el regreso a la estabilidad y al crecimiento económico.
4. Las crisis vienen en forma de olas. La primera ola creo que fue a mediados de este año, con la subida al tope de los precios de los commodities. Estos precios hoy están a la baja y con tendencia a estabilizarse.
Creo que la segunda ola está a punto de terminar con la disminución de esos precios y la caída de las bolsas financieras a escala global. La tercera ola será, cuando llegue, lo que en algunos sectores financieros llaman “el sinceramiento” de la economía, que es cuando todas estas tarjetas de crédito corporativas sean pagadas o su pago sea reestructurado.
Considero que una vez que se termine con todo este “sinceramiento” estaremos entonces en una mejor posición para asegurarnos un pronóstico más certero con vista al futuro cercano. Las empresas, en general, empezarán a verse con mejores signos vitales a partir de marzo o abril del 2009.
Pienso que los planes de contingencia deben ser extremadamente serios; tan serios como el plan original que deben tener los países para sacarnos a todos de esta terrible situación. Y, en ese sentido, el único plan que veo, y que no es necesariamente de contingencia, tiene que ver con el de incentivar abiertamente la economía.
Primero deben bajar las tasas de interés que hoy complican tremendamente el crédito y la economía en general. Al mismo tiempo, sería de suma importancia bajar las impositivas. De esta manera, atacamos el contrabando y generamos un incentivo importante para la producción y la productividad del área.
Pero todo esto no puede pasar si antes no se trabaja en un plan estratégico de la región centroamericana. Un plan que vaya acompañado con algo que no es necesariamente económico pero que es de importancia crucial; la inseguridad ciudadana. Si los altísimos índices de inseguridad no bajan, no avanzaremos rápidamente.