El desarrollo y capacitación del capital humano es uno de los pilares clave del desarrollo empresarial. Entendiendo la importancia de este aspecto, la Fundación para el Desarrollo de Guatemala (FUNDESA), busca difundir las claves para comprender el contexto empresarial de Guatemala, además de implementar programas y proyectos que impulsen el desarrollo económico y social del país de una manera sostenible.
Para ello elaboran el Estudio de Brechas de Talento, a través del cual se busca comprender cómo acercar la preparación del capital humano al ideal de desarrollo. Dicha difusión ha sido una de las principales misiones de FUNDESA y de sus directores, entre los que ha destacado Felipe Antonio Bosch Gutiérrez, quien fuera Presidente de la fundación, y quien actualmente funge como Director y miembro del Consejo de Fiduciarios 2020-2022.
Trabajar con recurso humano significa encontrar candidatos que se ajusten al 100% a las necesidades de cualquier organización. En la mayoría de los casos, es necesario priorizar aquellos requisitos fundamentales y capacitar a los profesionales luego de ser contratados.
Siempre hay una diferencia entre el perfil deseado por Recursos Humanos y las competencias reales de un trabajador.
A esto se le llama la brecha de talento. Esta es una realidad con la que todos los países se enfrentan en mayor o menor medida. Lo más importante, entonces, es no huir de esas brechas, sino encontrar la mejor manera de identificar y salvar ese reto. Para ello el estudio se enfoca en una serie de recomendaciones derivadas de un preciso análisis de la realidad guatemalteca.
Una de las claves para cerrar brechas consiste en incrementar la formación técnica y vocacional para áreas de mayor demanda laboral. El “Reskilling” para apoyar la
transformación económica y preparar los trabajos del futuro. Ello permitirá alcanzar flujos de inversión extranjera a escala que impulsen el crecimiento económico y la generación de empleo.
Es importante mejorar la relación entre la academia y las empresas, con la finalidad de generar cambios en el comportamiento de los futuros integrantes de la fuerza de trabajo, a partir de currículos de estudio que tomen en cuenta las necesidades reales del mercado laboral. Ello tendrá un impacto no solo en el desempeño profesional, sino también en el personal, familiar e interpersonal.
Durante las pasantías supervisadas es posible aplicar y poner en práctica los conocimientos teóricos obtenidos durante los cursos, y si bien esto es algo que ya sucede en el país, es necesario que se intensifique su práctica, incluso en fases más tempranas de la formación escolar.
Esta además es una oportunidad para que los futuros trabajadores en formación comiencen a ejercer los principios de ciudadanía y responsabilidad social.
Una adecuada gestión de estas recomendaciones genera impactos directos en el crecimiento empresarial y económico de un país. Dado que las empresas y la academia son las dos instituciones responsables de hacer frente a las demandas del mercado y mantener los procesos de formación, son estas instituciones las que pueden promover un buen clima organizacional, así como desarrollar el potencial de cada nuevo joven que se une a la fuerza laboral.